Es un órgano muy importante y particular, ya que es transitorio, es decir, que se crea exclusivamente durante el embarazo y después es expulsado durante el parto.
Tiene tantas funciones que prácticamente es como una niñera de tu bebé en esta etapa.
Ella es responsable del intercambio gaseoso para que tu bebé pueda obtener el oxígeno necesario que tú le suministras y expulsar el dióxido de carbono que sus células están produciendo.
También es responsable del intercambio de nutrientes y electrolitos, de la transmisión de anticuerpos maternos y de la producción de hormonas fundamentales que retroalimentan otros circuitos hormonales. Y como si fuera poco, también protege de ciertas sustancias dañinas que pudiesen afectar al bebé.
Para evidenciar aún más su importancia, es pertinente analizar un poco su composición, la cual es una parte derivada de la madre y otra del bebé.
Esto produce un vínculo vital y desde el inicio hasta el final es lo último que los une, pues el parto solo terminará una vez sea expulsada.
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