Aunque tal vez no sepas mucho sobre qué es la roséola, seguro oíste sobre ella. También llamada exantema súbito, es una enfermedad viral común entre los niños mayores de 6 meses y menores de 2 años. También se le conoce como “la sexta enfermedad”, porque los médicos empezaron a reconocerla después de ya tener clasificadas otras 5 enfermedades con síntomas parecidos (como el sarampión, la escarlatina y la rubéola) (Clínica Mayo, 2024; Conejo y Cruz, 2023).
Para definir qué es la roséola, primero te queremos contar los tipos de virus que la causan. Estos son de la familia herpes: el 6 y el 7 (Mayo Clinic, 2024). Aunque están relacionados con otros herpesvirus (como la varicela) cada uno genera síntomas diferentes (CUN, 2023).
En concreto, los signos de que un niño tiene roséola suelen ser los siguientes (Mayo Clinic, 2024):
Si reconoces ambos síntomas, es probable que comprendas qué es la roséola. Eso sí, también se pueden presentar otras señales acompañantes, como las siguientes (Tesini, 2023):
Es muy raro confundir a la enfermedad con otros problemas que no tengan erupción en la piel, como la gripa en bebés; sin embargo, sí es frecuente que surjan dudas sobre si es sarampión, rubéola o eritema infeccioso (Mullins y Krishnamurthy, 2023).
Ahora que sabes qué es la roséola, te debes preguntar cómo se puede contagiar tu bebé. Para que se transmita la enfermedad, debe haber cercanía o contacto con alguien que ya tenga el virus (Cleveland Clinic, 2023).
En general, la principal vía de transmisión es respiratoria. Los bebés se contagian con el virus al entrar en contacto con las secreciones del aparato respiratorio de alguien infectado. Al toser o estornudar, los virus se esparcen mediante saliva, gotitas o mucosidades (Tesini, 2023).
El virus también puede estar presente sobre algunas superficies, es decir, donde quedaron gotas de saliva o mucosidades de alguien que las esparció al toser. Entonces, si un niño toca estas superficies con sus manos y luego se las lleva a la boca, la nariz o los ojos, se puede contagiar (Tesini, 2023).
Aunque sepas qué es la roséola y cómo se contagia, no siempre te darás cuenta si alguien la ha transmitido o tiene la enfermedad. Esto es así porque, desde que entramos en contacto con el virus, pueden pasar unos 10 días hasta iniciar con los síntomas. Es el llamado «período de incubación» (Mayo Clinic, 2024).
Durante el periodo de fiebre, un bebé puede contagiar a otro; luego, hasta 24 horas después de que la fiebre desaparece, también hay posibilidad de transmisión. Una vez que la erupción en la piel aparece, allí se acaba el riesgo de esparcir el virus (Cleveland Clinic, 2023; Mayo Clinic, 2024).
Conocer los síntomas de la enfermedad y sus vías de transmisión te ayuda a cuidar la salud familiar. En definitiva, las medidas de prevención son sencillas y las más importantes son las siguientes (CUN, 2023):
No existe una vacuna específica para prevenir la roséola; sin embargo, al tenerla una vez, desarrollamos defensas para toda la vida. Por eso, es mucho más frecuente entre los bebés y casi no se registra en los adultos (Mayo Clinic, 2024).
Si tu bebé contrajo roséola, no debes preocuparte. Luego de la fiebre, aparece la erupción y, en unos 3 días, la misma se va sin dejar cicatrices. En general, no se requiere un tratamiento puntual (Mullins y Krishnamurthy, 2023).
Podría suceder que, durante los días de temperatura elevada, aparezcan convulsiones. Suelen presentarse hasta en el 15 % de los bebés con roséola y no dejan secuelas. Para estos casos, es recomendable llamar a un servicio de emergencias que certifique que se trata de una convulsión febril (Cleveland Clinic, 2023).
Para la mayoría de los niños habrá una recuperación sin complicaciones. Así que, lo más importante será acompañar el proceso de tu bebé para mejorar su bienestar. Un médico podría prescribirte medicamentos para fiebre en los primeros días de síntomas. A su vez, será esencial ofrecerle suficientes líquidos a tu hijo para que no se deshidrate por la temperatura elevada (CUN, 2023).
Por eso, consulta con un pediatra si sospechas que tu bebé tiene la enfermedad. Discute con él qué es la roséola, recibe un diagnóstico adecuado y sigue sus indicaciones para evitar complicaciones.
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