El reflejo de Landau es uno de los reflejos secundarios. Se llama así a los movimientos involuntarios que aparecen en los primeros meses de los recién nacidos, pero no están desde el nacimiento (Sanz y Clementín, 2022).
Reconocerás el reflejo de Landau como una respuesta automática de tu bebé, alrededor de los 4 meses, si lo colocas boca abajo. Desde allí, intentará arquear su espalda hacia atrás y levantará su cabeza. Además, estirará las piernas y los brazos para que no toque lo que tenga debajo (Vojta, s.f.; Sanz y Clementín, 2022).
Este reflejo involucra diferentes sistemas de tu bebé. Sobre todo, el sistema nervioso central, el muscular, articular y el vestibular del oído (Sanz y Clementín, 2022).
Para que tu bebé pueda moverse, su cerebro necesita coordinar información de diferentes partes del cuerpo. Esta información la recoge a través de receptores, que son como sensores que se encuentran dentro de los músculos, los tendones y las articulaciones (Vojta, s.f.).
Para que se genere el reflejo de Landau, estos sensores le avisan al sistema nervioso central cuál es la posición de cada parte del cuerpo de tu hijo, a cada momento. El cerebro de tu bebé reúne la información de los receptores y elabora una respuesta (CUN, 2023).
En este caso, por ser automática, se considera un reflejo. Y por involucrar a la postura, recibe el nombre de reacción postural (Gophane y Agade, 2022).
Durante el crecimiento y desarrollo, los reflejos posturales son fundamentales para tu bebé. A partir de ellos aprenderá a realizar movimientos cada vez más complejos. Al mismo tiempo, mejorará su dominio sobre los músculos, de modo que podrá concretar las acciones que desee con más precisión (Gophane y Agade, 2022).
Los reflejos también entrenan al cerebro. El sistema nervioso aprende a interpretar los mensajes que provienen de los receptores y se vuelve más eficiente. De este modo, con el paso de los meses, se desarrolla una mayor coordinación y equilibrio (Solopova et al., 2019).
En concreto, el reflejo de Landau es importante por las siguientes razones (Gophane y Agade, 2022; Vojta, s.f.):

En las consultas de control con el pediatra, a tu bebé se le realizan pruebas para examinar sus reflejos. Si ya tiene 4 meses, se evaluará el reflejo de Landau (Guia infantil, 2020).
Para ello, el médico colocará a tu hijo sobre su antebrazo, boca abajo. Desde esa posición, tu bebé levantará la cabeza y los miembros, lo que certificará la presencia del reflejo (Sanz y Clementín, 2022).
Después de los 6 meses, si el pediatra presiona la cabeza hacia abajo, luego de que tu bebé la levante, es posible que abandone la posición. Sus miembros cederán y bajarán como respuesta a la acción del médico (Vojta, s.f.).
Junto con la evaluación de otros reflejos, como el de prensión palmar y el de Moro, el pediatra puede valorar la maduración del sistema nervioso central. La aparición de estos movimientos en los momentos adecuados revela un desarrollo cerebral saludable (Sanz y Clementín, 2022).
A su vez, el reflejo de Landau sirve para valorar el tono muscular:
Este reflejo suele aparecer alrededor de los 4 meses de edad. Alcanza su máxima expresión entre los 7 y 8 meses, y desaparece alrededor de los 12 meses (Vojta, s.f.).
Si bien no hay una estimulación prenatal específica para este reflejo, puedes ayudar a tu bebé desde los 3 meses hasta que cumpla su primer año. Prueba colocándolo boca abajo, en algún momento del día, sobre una superficie firme y segura. Puede ser una manta en el suelo. Quédate cerca y vigila cómo levanta su cabeza. Apenas muestre signos de agotamiento, levántalo (NIH, 2024).
El reflejo de Landau es una parte importante del desarrollo de tu hijo. Así que no te quedes con dudas y consulta todo lo que quieras saber al respecto con tu pediatra.
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