Estamos recorriendo la semana 8 de embarazo y hasta ahora hemos comentado muchos aspectos del bebé, al cierre de esta semana estaremos terminando el segundo mes de embarazo, con lo cual se van a moldear muchos sistemas que se han comenzado en semanas previas.
Empezando por las facciones de la cara, que ahora adquieren un aspecto mucho más humano. Como nos hemos podido dar cuenta, esta es una estructura muy compleja, pues a lo largo de un par de semanas su moldeamiento ha generado una gran demanda de tiempo y dedicación y aún no termina.
Para la octava semana de embarazo, las extremidades, que han tenido también un proceso muy largo desde aquellas pequeñas yemas, ya se ven más proporcionadas. Además, las articulaciones de dichas extremidades muestran ya dobleces como los codos y las rodillas. Los pequeños dedos ahora están más libres e independientes unos de otros, aunque todavía poseen una pequeña membrana entre ellos y lo que antes parecía una ‘cola’ ya casi ha desaparecido por completo para dar un aspecto normal a la futura columna vertebral del bebé.
Todo este trabajo en tu interior hace que tu útero empiece a inflamarse un poco; tu flujo hormonal hacia este segundo periodo sin menstruar es muy alto y seguramente los síntomas asociados a la comida son bastante persistentes e incluso molestos. En esta época inician los controles prenatales y es muy importante que tomes todos los suplementos que te haya indicado tu doctor, en especial si tu embarazo es de alto riesgo; La compañía de tu pareja y la integración de los dos en el proceso evolutivo del bebé serán vitales.
Para mitigar un poco las náuseas a partir de la semana 8 de embarazo, debes evitar comer grandes cantidades de comida. Es preferible que consumas varias porciones pequeñas al día de comida sana y nutritiva, además esto te da variedad en tu menú y así podrás calmar ciertos antojos particulares, ya que ingerir grandes cantidades de comida favorece el reflujo gastroesofágico que es lo que causa la sensación de acidez o quemazón en la boca del estómago.
Porciones pequeñas y variadas a lo largo del día mitigan el malestar asociado a la comida.
Realiza un esquema junto a tu pareja para las fechas de los controles prenatales, esto los integra y une en el desarrollo como familia.
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